domingo, 19 de mayo de 2013

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http://www.youtube.com/watch?v=mpKhEe4b1pw



Ciudades como Bogotá han subido en el escalafón de la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones.

Ubicada en el puesto 29 en el mundo, en el cuarto en América Latina y con ciudades como Bogotá, Cartagena y Medellín entre las primeras 85 del orbe, Colombia sigue creciendo en materia de turismo de eventos y convenciones. Así se desprende del último escalafón dado a conocer por la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones (Icca), que analizó los eventos de los países en el 2012.
El primer lugar lo ocupa Estados Unidos, con 833 eventos realizados; seguido de Alemania, España, Reino Unido, Francia, Italia, Brasil, Japón, Nueva Zelanda y China. En América Latina, el escalafón lo componen Brasil, con 360 eventos realizados y séptimo en el mundo, seguido por Argentina, México, Colombia y Chile.
Expertos destacan algunas razones para el crecimiento de Colombia como destino de negocios, relacionadas con aspectos como su potencial para organizar grandes eventos, su posición geográfica privilegiada, la riqueza turística y natural, una mejor infraestructura y, algo muy importante, el recurso humano, pues para expertos, huéspedes y empresarios se trata de “gente dinámica, amable, eficiente y que cada día se profesionaliza más”.
El caso de Bogotá
Por ciudades, el liderazgo en materia de promoción y organización de eventos corporativos lo tiene Viena, con 195 eventos realizados; seguido por París, Berlín, Madrid y Barcelona. Las ciudades colombianas se ubican así: Bogotá, en el puesto 42 con 50 eventos; Cartagena, en el 56, con 40, y Medellín en el 85, con 28 eventos.
Con un crecimiento promedio anual de 13 %, Bogotá, entre más de 900 ciudades analizadas, escaló tres puestos en el ranking mundial, al ocupar el 42, con 50 eventos realizados durante el 2012, 6 más que en el 2011 y 12 más que en el 2010, lo que también la llevó a ubicarse en el sexto puesto en América Latina.
Para Alexandra Torres, directora ejecutiva del Bogotá Convention Bureau, estos resultados reflejan el buen desempeño de la ciudad, aunque aclara que “se necesita una mayor inversión, promoción de destino e infraestructura, profesionalización del sector, y un significativo ejercicio de corresponsabilidad entre el sector público y el privado”.
En concepto de Mario Leite de Oliveira, gerente general de Sofitel Bogotá Victoria Regia, ha sido clave que “cada año tenemos un incremento de extranjeros que vienen y se sorprenden con el destino, y eso hace que quieran regresar a invertir más a través de eventos corporativos”. Además, industrias como la hotelera “vienen trabajando en entregar un servicio cada vez más personalizado e integral, para estar acorde con las tendencias mundiales del mercado corporativo”, complementa.
Una evolución que dice Sergio Vargas, socio planner de Sphera Impacta, se debe a que “tenemos empresas más profesionales con la capacidad de captar eventos con visibilidad mundial; contamos con un equipo liderado por elBogotá Convention Bureau, en donde se articulan el Distrito, hoteles, empresas de eventos, locaciones y operadores logísticos, cuyo trabajo ha llevado a que la capital sea un destino llamativo para el turismo de negocios”.

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La Responsabilidad Social Empresarial


es el: “Hacer negocios basados en
principios ético y apegados a la ley. La empresa (no el empresario) tiene
un rol ante la sociedad, ante el entorno en el cual opera.
La decisión de hacer estos negocios rentables, de forma ética y basados
en la legalidad es realmente estratégico, ya que con esto se generará:
ƒ Mayor productividad: a través de mejores condiciones para el cliente
interno que conduce a mejor retención de talentos y por ende
menores índices de rotación;

ƒ Lealtad del cliente: satisfaciendo sus necesidades, empezando por
proveerle un lugar donde pueda transmitir sus necesidades y quejas.
Además de calidad y precio, los clientes empiezan a demandar
información de las condiciones de producción, las certificaciones que
tiene el producto, entre otras; y
ƒ Acceso a mercados: por cumplimiento de estándares y
certificaciones exigidas por actores externos, incluyendo
consumidores.

ƒ Credibilidad: la empresa que es respetuosa de las personas,
comunidades, medio ambiente y la sociedad en su conjunto proyecta
una reputación que le garantiza mayor sostenibilidad en el tiempo,
reduciendo riesgos, anticipándose a situaciones que pueden afectar
la empresa, mayor agilidad para reaccionar y adaptarse y generando
confianza.

La RSE no es una cultura de la filantropía, no se busca que las empresas
se conviertan en obras de beneficencia, ya que las empresas están
hechas para ser rentables. Esto implica que las empresas adopten una
postura activa y responsable en torno al impacto de sus operaciones.
Esta cultura es una forma de hacer negocios que le garantiza mayor
sostenibilidad a lo largo del tiempo a la empresa y crecimiento
económico.

La RSE es el rol que le toca jugar a las empresas a favor del Desarrollo
Sostenible, es decir, a favor del equilibrio entre el crecimiento económico,
el bienestar social y el aprovechamiento de los recursos naturales y el
medio ambiente. Este equilibrio es vital para la operación de los
negocios. Las empresas deben pasar a formar parte activa de la solución
de los retos que tenemos como sociedad, por su propio interés de tener
un entorno más estable y próspero.